En nuestra vida
cotidiana, comúnmente solemos ignorar aquellas pequeñas cosas que nos rodean,
pero más todavía esas pequeñas cosas de las que estamos compuestos.
A pesar de su
tamaño, las briofitas son plantas muy interesantes que actualmente están siendo
estudiadas por los científicos. Su importancia radica en la capacidad que
tienen de absorción y retención de agua, interviniendo así en el balance
hídrico de los bosques y en la reducción de la erosión en ciertos ambientes. En
nuestros entornos antioqueños montañosos y en lugares de gran altura las
podemos observar creando tapetes vegetales, sin embargo, las personas que no
nos dedicamos su estudio, no somos conscientes de su existencia y mucho menos
de su importancia, por lo cual pasan desapercibidas a nuestra vista e incluso
las pisamos llegando a maltratarlas.
Cuando
observamos las Briofitas bajo el microscopio, esas plantas tan diminutas y a la
vez tan especiales, somos conscientes de la existencia de un microcosmos, de
ese mundo que siempre está allí, que nos compone y nos da estructura, del que
tanto hemos oído hablar en las clases de biología del colegio y en las
consultas al médico, pero que nunca nos detenemos a contemplar.
A demás de toda
su importancia biológica, este mundo microscópico guarda una composición y una
geometría estética que se hace visualmente bella y equilibrada y que nos deja
ver la sabiduría y a la vez la perfección de la naturaleza en esas formas
orgánicas y espontáneas. Pero más allá de todo eso, observar una planta en el
microscopio y saber que lo que se está viendo son pequeñas unidades llenas de
vida, como lo son las células, y que estas pequeñas partes se unen para
construir toda una planta, es una experiencia maravillosa y cargada de sentido.
Así nos damos
cuenta de que nosotros también somos organismos compuestos por muchas pequeñas
unidades de vida, de que no soy sólo yo, sino que somos nosotros los que
vivimos en este cuerpo, pero sobre todo, de que a nuestro alrededor hay otras
especies que a pesar de su “insignificante” tamaño, han sido orgánicamente construidas
por la naturaleza, desde su más pequeño ladrillo y componente de vida con todo
cuidado y perfección, y que si bien son distintos a nosotros, son organismos hermosos
y completos que cumplen con una función específica para aportar al equilibro
natural. Por todo ello, merecen nuestro cuidado, atención y respeto.
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